TEMAS
Martín Guzmán
Alberto Fernández
Ingreso Familiar de Emergencia
Dos anuncios de distinta precisión y urgencia
Transferir ingresos ahora, la prioridad
El gabinete en pleno escuchó los anuncios en la Casa Rosada (Fuente: Télam) El anuncio se realizó en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, tradicional ámbito de años atrás que fue siendo dejado de lado por tener poco espacio para los asistentes. Ayer alcanzó porque se trataba de autoridades nacionales y provinciales, algunos dirigentes sociales, contados sindicalistas y algún empresario. Hablaron, en ese orden, el ministro de Economía Martín Guzmán y el presidente Alberto Fernández.
Tarjeta Alimentar: cuánto cobra con el aumento cada
beneficiario
Los anuncios son: un pago por única vez de 18.000 pesos a
sectores de bajos recursos e ingresos que se detallan en notas aparte (en
adelante “el bono”). Y la preparación de un impuesto a las rentas inesperadas
consecuencias de los cisnes negros que azotaron al mundo recientemente (en
adelante “el impuesto”).
Los anuncios mostraron marcadas diferencias: en precisión, en
la urgencia con que se cumplirán, en la importancia que les atribuyeron los dos
oradores en los discursos. En criollo: la política de ingresos, el bono, la
plata que llegará velozmente al bolsillo de millones de argentinos es
prioridad, lejos… aunque eso no se diga a voz en cuello y se presenten las dos
movidas en conjunto. Paliar los efectos de la inflación en el cortísimo plazo
es el objetivo central.
El impuesto es política a largo plazo, supeditada a
tratativas con las corporaciones. Y a la difícil valla del Congreso.
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Esta nota se cierra un par de horas después del acto.
Complementa a otras en esta misma edición que tienen mayores precisiones
técnicas.
El bono agrega un refuerzo sustantivo al bolsillo de mucha
gente común. Será simple y expeditivo pagarlo a un conjunto ya empadronado. Los
jubilados y pensionados, los monotributistas “A” y ”B” y las empleadas de casas
particulares. A los jubilados se les depositarán $ 12.000 que sumados a los $
6.000 (que ya empezaron a pagarse) les sumará 18.000. Serán los únicos que
cobrarán en una sola cuota. El resto percibirá dividido en dos mensualidades.
El Impuesto Familiar de Emergencia (IFE) implantado en 2020
abrió inscripciones en su momento, con requisitos sencillos. Fue un plan social
amplio, armado en pocos días, abierto. La cantidad de personas anotadas
sorprendió a muchos funcionarios. Más allá de alguna exclusión, la respuesta
fue ayudar masivamente a los que pidieron ayuda al Estado. Se orillaron los
nueve millones de personas.
Hay un aire de familia entre este bono y aquel IFE aunque los
funcionarios concernidos, en cauto off the record, propenden a señalar que
“esta vez habrá muchos menos”.
El colectivo más complejo para completar son los
"trabajadores sin ingresos formales de entre 18 y 65 años" , por
motivos evidentes. Los registros del IFE, comentan funcionarios avezados, serán
un tesoro informativo para completar las bases de datos de los beneficiarios
del bono. Por cierto, algunas personas pueden haber cambiado su posición
laboral o impositiva. Pero la mayoría está. La información cruzada con otros
registros oficiales: el Registro Nacional de Trabajadores de la Economía
Popular (RENATEP) en particular posiblemente sean apoyo para engrosar los
padrones. Como en cualquier política social inclusiva deberá abrirse alguna
ventanilla para reclamos o para inscribir personas dejadas de lado que
entiendan tener derecho a cobrar el bono.
El esfuerzo fiscal para cubrir la inversión social será
elevado, posiblemente la masa de jubilados se llevará la parte del león. Su
impacto, como subrayó Fernández se agrega al del 50 por ciento de aumento de la
Tarjeta Alimentar. No son todos los mismos beneficiarios, pero sí el mismo
estrato social.
Guzmán afirmó que hay recursos genuinos para cubrir el bono.
Se puede poner de otra forma: el bono no depende ni está ligado al impuesto a
crear (“atado” en jerga). El impuesto tiene que recorrer un largo camino, pintó
el ministro: “Vamos a convocar en las próximas semanas a las fuerzas laborales
y productivas para construir un mecanismo que nos permita capturar parte de la
renta inesperada producto del shock que implica la guerra (…) para que el
Estado pueda tener un rol de desarrollo equitativo”. Cónclaves en semanas,
elaboración de un proyecto de ley que cuenta con escasas chances de ser
aprobado en el Congreso. Todo indica que el tributo si se legisla con éxito
sería pagado el año próximo.
La famosa letra chica está en preparación o verde por ahora.
Guzmán señaló ciertos requisitos del virtual proyecto de ley, no todos.
Fernández lo completó usando un modismo poco feliz para referirse a la puja
distributiva, referido a los grandes empresarios que ganaron en 2021 más de mil
millones de pesos. “Necesitamos pedirles a las grandes empresas que han tenido
ganancias extraordinarias que contribuyan a generar más equidad e igualdad”. La
alegación, el verbo "pedir", pueden sonar demasiado “moderados”
conociendo la dureza de corazón y bolsillo de las grandes corporaciones. Para
muestra, basta un botón: la opulenta Cámara de la Industria Aceitera Argentina
(CIARA) manifestó alta preocupación por la medida. De volea, antes de arrancar
la ronda de reuniones.
La buena nueva atañe al corto plazo. Un alivio que abre desde
ya la incógnita de lo que pasará en junio cuando llegue el invierno. La apuesta
oficial es seguir piloteando la crisis y pulseando con la inflación sin innovar
en políticas sociales, confiando en la dinámica de las convenciones colectivas
y en refuerzos a prestaciones sociales.
No se anunció, quedó de lado, el plus salarial para
trabajadores en relación de dependencia pedido por dirigentes sindicales y
buena parte del oficialismo.
Guzmán fue claro y didáctico, como es usual. Se lo notaba más
nervioso que de costumbre, es atendible porque le sobran motivos. Fernández
habló distendido sin leer, franquicia que desde hace rato lo induce a ser
impreciso o cometer errores o a abrir flancos para sus críticos internos o
externos. La aludida excesiva confianza en las corporaciones es ya tradicional.
Ayer agregó cierta confusión entre la economía popular y la informal, en la que
suele incurrir. La implementación del bono tendrá que ser más certera para
cumplir con el principal objetivo del acto en el Salón Blanco.
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